La obra de Silva se contiene en dos volúmenes: El Árbol del Bien y del Mal, que él mismo editara en 1917, y Poesías escogidas,
una selección que Gonzalo Zaldumbide publicó en 1926, en París. Silva
era el menor, y acaso el más importante poeta de la generación del
novecientos que introdujo el modernismo en la literatura ecuatoriana.
Medardo Ángel Silva, de origen humilde, padeció el "mal del tedio", y
toda su obra, de gran pureza formal, es un canto de amor a la muerte.
Poeta
del dolor, del "spleen", del amor imposible, del hastío de vivir, ha
dejado algunas de las más bellas páginas de la literatura ecuatoriana.
Estuvo, como sus compañeros de generación (Arturo Borja, Humberto
Fierro, Ernesto Noboa y Caamaño) bajo la influencia directa de los
simbolistas franceses, especialmente de Verlaine y Baudelaire. Era un
adolescente cuando escribió "Libro de Amor", "Las Voces Inefables",
"Estancias", "Estampas Románticas". Es también autor de prosas poéticas y
de una pequeña novela titulada María Jesús.
Un gran dominio estrófico y un muy hábil uso de la metáfora caracterizan sus composiciones de El árbol del bien y del mal,
donde con tonos desesperados y melancólicos transmite vivencias ligadas
a la expiación amorosa. Se trata de una poesía musical, heredera del
último Darío, dotada de una obsesión por lo foráneo en el sentido de
verse a sí misma como universal y cosmopolita, lo que da como resultado
unos versos llenos de exotismo.
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